Esta noche, me apetece hablar de mi en primera persona...la vida nunca fue fácil para mí...me ha golpeado de todas las maneras posibles, asegurándose de hacerme conocer todos y cada uno de los sufrimientos que podemos llegar a soportar...y aún así me pone a prueba cada día...
Antes era una lucha por la supervivencia, y la rabia es una gran aliada para esa lucha.
Después llegó el intentar comprender, que clase de persona era, todo lo que me había echo así...intentar que aquellas heridas no sangraran, disimular el dolor o amortiguarlo con placevos...pero esos intentos casi me vuelven loca...porque hay cosas en esta vida, que simplemente pasan, no tiene un porqué...y el no aceptar ciertas realidades como tal, me mantenían tambaleándome en dos mundos paralelos...pero sin llegar a reconocer cual de los dos era el verdadero.Mirándome al espejo sin saber muy bien quién era la chica que la imagen reflejaba.
Llegó el día en que me aferré a la vida, a la creencia de que yo no era responsable de nada, que devía quitarme esos lastres que me impedían respirar...la responsabilidad adquirida y bien adiestrada por mis maestros del pensar que yo era responsable de sus vidas, de su felicidad, de su salvación o su condena...
Durante unos años viví ese sueño de amor, tranquilidad al llegar la noche y dormir sin miedos a quién me fuera a despertar...por unos años, mis piernas respondieron y mi mente se abrió al mundo y este me ofreció el calor que necesité durante años de oscuridad, y la creencia de que ese mundo conocido anteriormente por mí, que creía el único, cruel y oscuro...no era al que quería pertenecer...y entre luces y sombras contra las que luchaba pasó el tiempo, tiempo benévolo en el cuál mi mente y mi cuerpo empezaron a sentir la paz y mis manos acariciaron la felicidad sin la carga de la culpavilidad sobre mis manos.
Pero la vida da mil vueltas, la mente es caprichosa, los sentimientos vulnerables y las cicatrices que parecen curadas, con la llegada del invierno te devuelven al pasado sintiendo de nuevo aquél dolor.
Y esta mujer se sintió de nuevo perdida entre dos mundos, con la mente dividida...con la locura asomada a mi ventana y tan cansada, que mi único deseo, era el dejarme caer.
Nunca me fué permitido tropezar, siempre se me obligó a levantarme, a mantenerme en pié con los dientes y puños apretados, y el mundo se cubrió de oscuridad de nuevo para mí, y volví a ser aquella adolescente llena de sentimientos encontrados, encerrada en un mundo en el cual, mis gritos se ahogaban con una almohada para que nádie los escuchara...y al día siguiente, lo único que me esperaba, era más dosis de locura, y volver a pelear...
De pronto mi cuerpo me negó la fuerza necesaria para seguir en pié...y mi cabeza terminó por quebrarse en mil pedazos, casi tres años que han dejado ese sabor amargo en mi garganta para que no los pueda olvidar.
Y de ahora, ahora soy una mujer que ha conocido demasiado, que ha sentido demasiado...q se siente perdida, porque no quiere seguir peleando con el mundo, porque no quiere negarse a no creer, porque necesita esa fuerza para creer en mi de nuevo, para con mis manos, ser yo la única que cree el mundo en el que viva.
Y partiendo de esta base que se tambalea, me encuentro cada día intentando inventarme a mi misma, dejando atrás lo vivido, sin pensar en el fúturo demasiado, e intentado construir el presente que quiero vivir.
Reinventandome a mi misma, desechando lo no deseado,intentando recordar lo que antes me gustaba de mí...tápando mis oidos al resto, tansólo escuchando a mi corazón y a mi própia moral.
El miedo me hace temblar muchos días...pero he descubierto que ninguna de las anteriores luchas, era realmente la que me pertenecía...mi lucha, la única, soy YO misma...y no pienso rendirme y no tengo la menor dúda de que antes o después el espejo mostrará la imagen de mi victoria.